Museo Nacional Malvinas

Situado en la cuidad de Oliva, en la Provincia de Córdoba, Argentina, el MUNAM (Museo Nacional de Malvinas), es un espacio para el homenaje de los soldados de Malvinas y sus historias.

MUNAM es concebido como un espacio dinámico, interactivo, cultural e histórico que custodia una de las colecciones más caras al sentir de nuestra sociedad. Tiene como objetivo resguardar, revalorizar, difundir y reconstruir un trozo de la historia de nuestro país que aún no ha sido debidamente tratado. Pero fundamentalmente intenta rendir homenaje a tantos hombres anónimos que lucharon por la patria, muchos de los cuales dejaron su vida.

MUNAN pretende despertar el interés en la sociedad local, nacional e internacional y REFLEXIONAR SOBRE EL PASADO para el conocimiento y COMPRENSIÓN de este segmento de la historia Argentina

Historia

Sin capa ni súper-poderes, ni grandes trajes, ni majestuosas naves. Para Gabriel, allá por 1982, la historia no se trataba de súper-héroes, sino de héroes: reales, de carne y hueso.

Conoció de ellos leyendo un semanario de la época que versaba sobre la historia de un hombre en combate, el Capitán Gustavo Argentino García Cuerva, primer caído de la Fuerza Aérea al intentar aterrizar en Puerto Argentino. La conexión fue tan inmediata como inexplicable, tratándose de un niño de apenas 12 años que difícilmente haya comprendido los alcances de la palabra guerra. Desde ese momento tan especial, se propuso honrar el sacrificio de ese Capitán, guardando sus ahorros para entregarlos a la familia en cuanto eso fuera posible

Continuó entonces, durante el transcurrir del conflicto, sumando cada par de monedas que encontraba por ahí y a las que reservaba un destino mucho más digno y supremo que alguna que otra golosina.

A poco de terminada la guerra, decidió escribirle a Pablo Marcos Carballo, aviador argentino que tuvo muchas misiones de combate en Malvinas, y a quien había conocido mediante la lectura del libro “Dios y los Halcones”. Para su sorpresa, no sólo recibió la respuesta a su carta, sino que incluso lo sorprendió una mañana con un vuelo rasante de su gloriosa escuadrilla de aviones veteranos de guerra, toda la ciudad salió a las calles motivada por el estruendo guerrero de cuatro aviones de combate. Desde ese día, tres o cuatro veces al año, muy temprano por la mañana, Gabriel lo esperaba ansioso sobre el tanque de agua, con una bandera entre sus manos, para responder al paso de este héroe de Malvinas.

En 1984 Gabriel viajó a San Luis para concretar un encuentro con Pablo, por lo que decidió llevar consigo los ahorros que desde el 82 había guardado para entregárselos a la familia del capitán García Cuerva. Pero Carballo lo sorprendió sugiriéndole que destinara ese dinero a solventar los gastos que le demandaría escribir cartas a las familias de todos los caídos, expresándoles su gratitud y acompañamiento.

Y así fue que durante diez años, ininterrumpidamente, le escribió a cada una de las familias de los caídos en Malvinas. Algunos no respondieron; pero mucho sí. Entre ellos, la viuda del capitán García Cuerva, quien le entregó el primer objeto con el que contó el Museo: las caponas de gala de aquel aviador.

Durante largos meses, un poco de la historia de la guerra se reconstruía en cada carta que volvía, párrafos de tinta que recuperaban fragmentos perdidos, experiencias en primera persona que el capítulo Malvinas había trazado en cientos de familias. Pero casi como un devenir inevitable, ese vínculo sin rostro que había comenzado a tejerse, necesito del encuentro cara a cara en quienes compartían la búsqueda del merecido reconocimiento a cada excombatiente y a sus familias. Fue allí cuando, en 1993, un almuerzo reunió a Gabriel con muchas de las familias con las que durante tantos meses se había estado escribiendo.

En aquel encuentro, Gabriel les contó a todos su intención de que esas historias de vida fueran preservadas en un lugar físico que simbolice todo aquello que la guerra representaba para cada uno de los que participó en ella. A partir de allí, comenzó a recibir documentación, efectos personales, fotografías y diferentes objetos que dieron origen al Museo Nacional de Malvinas, que hoy jerarquiza a la ciudad de Oliva y que da cuerpo a la memoria colectiva

Un lugar donde cada objeto traza un puente con el clima de época que se trazó durante el conflicto, recuperando uniformes y cascos, balas, caponas de gala, tableros de avión, borceguíes y gorras, fotos, cartas y banderas argentinas, placas y cuadros. Un lugar en el que cada objeto tiene una historia, casi nunca anónima, que acortan distancias con aquellos años y que fortalecen la memoria por varias décadas que nos separan de esos días.

Nuestra Colección

Uniformes completos y harapos. Cartas póstumas y otras que esconden historias con finales felices. Garabatos que niños cordobeses enviaron a miles de kilómetros para estar cerca del papá. Imponentes aviones veteranos de guerra. Equipos de comunicaciones. Elementos de supervivencia. Restos de aviones y barcos, argentinos e ingleses. Bombas, fotografías, diarios de la época. Mapas y estampillas. Condecoraciones, municiones y banderas. Confesiones y poemas. Alegrías y tristezas

El Museo Nacional de Malvinas puede ser visitado todos los días. No tiene puertas ni rejas que separen a los visitantes de los elementos en exposición. La sala principal, en el interior de la proa del Belgrano, se abre los fines de semana y puede ser recorrida acompañada por Gabriel o los otros miembros de la Fundación.

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